50 millas náuticas: Getaria – Plataforma gasera La Gaviota,
al norte de Matxitxako – Getaria.
Realmente no sé si vale la pena contarla. No porque
quedáramos los últimos (solo por delante de los retirados, pero sin esa cobarde
deshonra…) sino por la escasez de incidencias emocionantes que den lugar a un
relato un poco ameno.
La verdad es que desde las doce del mediodía del sábado
hasta casi las dos de la mañana del domingo pasaron casi catorce horas de regata
que se podrían resumir en tres capítulos:
1.
La ida: Viento inicial muy flojo de aleta, que
fue subiendo hasta mantenerse muy constante entre los 8 y los 12 nudos de real,
que nos permitió ir hasta la boya de La Gaviota con espinaker y virar la boya
poco antes de las cinco y media de la tarde.
2.
El regreso hasta la altura de Deba: rumbo
directo de ceñida, con pequeñas roladas y manteniendo velocidades próximas a
cinco nudos.
3.
Las últimas cuatro millas: cuando se apagó la
luz del día y empezaron a encenderse las luces de la costa, vino la gran
encalmada.
Lo cierto es que el buen tiempo climatológico y la facilidad
de mantener rumbos casi directos, con viento muy entablado tanto a la ida como
a la vuelta, hizo que la regata fuese muy relajada y agradable. No nos cansamos
mucho trimando el espí ni nos agotamos tampoco haciendo bordos en la ceñida de
regreso. Comimos y bebimos bien y sin agobios, charlamos, contemplamos y
disfrutamos, sin perder, por supuesto, atención a las velas y al rumbo.
Cuando volvíamos, aproximadamente a la altura de Ondarroa,
hacíamos a bordo cálculos y conjeturas sobre si llegaríamos a meta incluso
antes de las 10 de la noche. ¡Qué ilusos!
A eso de las 9 pm respondía al mensaje de un amigo diciendo:
nos faltan 8 millas para llegar a la boya del Ratón de Getaria.
A las 12 pm le respondía de nuevo: nos falta 1,5 millas para
la boya del Ratón de Getaria. En tres horas habíamos avanzado 6,5 millas.
De ese momento hasta la meta serían aproximadamente 2 millas
y tardamos una hora y tres cuarto en hacerlas. Desde la boya del ratón hasta la
línea de meta fuimos prácticamente impulsados solamente por la pequeña ola de
fondo que había. La corredera marcaba casi todo el tiempo 0,5 ó 0,00 nudos. El
Gps en torno a 1 nudo. Y el anemómetro entre 0,0 y 1,5.
No nos retiramos, a pesar del tedio, del aburrimiento y de
que nos estábamos quedando fríos. La tripulación, especialmente Josu, se puso
chula y determinó que después de tantas horas de navegación no era honroso
retirarse sin terminar la regata. ¡Así lo hicimos!, para nuestra propia
satisfacción y para que nos digan con razón que estamos mal de la cabeza, ¡je,
je…!
Esta es la enésima vez que paso por esta experiencia
terminando así de mal. Es una regata en la que los barcos rápidos suelen tener
clara ventaja, a pesar de la compensación por Rating. El viento en esta zona es
muy raro que aguante tantas horas y, salvo algún año en el que ha ocurrido lo
contrario, el viento suele desaparecer al fin del día, cuando los barcos
rápidos ya han terminado la regata. ¡Qué se le va a hacer!
Al fin y al cabo el
sistema de compensación por coeficientes es el menos imperfecto que se puede
establecer y queda siempre una componente de factor suerte, que inclina la
balanza unas veces a favor de los más rápidos y en otras a los más lentos. El
año próximo se nos habrá olvidado la parte desagradable del episodio y
seguramente volveremos a participar. ¡Es que el vicio es el vicio!.
Ver clasificación de la regata:
No hay comentarios:
Publicar un comentario