miércoles, 7 de enero de 2015

La mejor fiesta es la que se improvisa



Muchas veces he mencionado el ambiente de amistad y el "buen rollo" que mantenemos entre los veleristas del Pantalán 5 de Zumaia. Realmente es algo que valoro enormemente.
Hace poco tiempo a Juan Carlos se le ocurrió formar un grupo en Whats App con los teléfonos de todos los habituales que más nos relacionamos en el pantalán. Tuvo éxito de participación. Pero se enteraron  algunos amigos del pantalán 8, alguno del 6 y otro del 7 y hubo solicitudes de inclusión. Fueron “admitidos”  gustosamente por el administrador y por el propio grupo, aunque bromeando les calificamos como miembros “asociados”, denotando que su pertenencia al P5 es una “graciosa concesión” y no una genuina pertenencia al pantalán con más ambiente de vela y mayor relación interpersonal de todo el puerto de Zumaia. ¡Ahí queda eso!
Pues bien, un buen día de diciembre a J.C. se le ocurrió convocarnos a una comida de inicio de año, el día 3 de enero 2015, a todos los del grupo. Tras las primeras conversaciones calculábamos que podríamos juntarnos entre 15 y 20 personas entre patrones, tripulantes habituales y familiares. La comida se haría en la sociedad (*)
Ander Tuduri, otro miembro del grupo, planteó que antes de comer, si el tiempo meteorológico lo permitiera, podríamos hacer una regata informal y corta entre nosotros. La iniciativa fue muy aplaudida. ¡Y hubo regata con 12 barcos en la salida que fue muy divertida y hubo después una comida en la Sociedad a la que finalmente asistieron 45 comensales!

Foto despues de la comida. Algunos comesales ya se habían ido.

No sabemos si lo más atractivo de la convocatoria fue la comida o la regata, pero el día fue un éxito total, sin duda alguna.
Hubo voluntarios para todo. Para poner y retirar boyas de regata, para ejercer de comité, para comprar los alimentos, para cocinar, para servir y recoger, para fotografiar, y como dice en un WhatsApp el amigo Juan Bautista: Ni la comida ni la  regata, lo mejor la  actitud de los que queríamos pasar un buen día juntos. 

L@s cociner@s voluntari@sen plena faena

La regata fue muy bonita. Era una regata inversa en la que cada barco salía antes o después dependiendo del rating, los más lentos primeros y los más rápidos al final, para llegar teóricamente a la  vez, de manera que la clasificación fuese por el orden real de entrada en meta.  Javi Muñiz, actuando de Comité con excelente voluntad, metió un poco la pata con los tiempos de salida. Pero como no nos jugábamos nada importante se le perdona absolutamente. Además una regata inversa sale bien, en cuanto a clasificación, si dura el tiempo que se ha estimado en el cálculo de los horarios de salida. Y hubiera ido muy bien si no se hubiera producido una gran encalmada al final que hizo que para algunos barcos el tiempo resultara casi el doble. Así pues la clasificación no tuvo mucha importancia. Lo importante es que hizo buen tiempo que hubo pelea en el agua y que lo pasamos como niños en víspera de reyes, je, je.

Un momento de la regata. 2º tramo. Trapaia persigue al Salsero y este al Txiripa. ¡Mastabakarra ya se ha ido!

Yo tenía particular interés en probar la nueva vela de proa del Trapaia. La Génova vieja ya estaba deformada, remendada y  recortada. Hacía tiempo que pensaba en sustituirla, pero su alto coste me hizo priorizar otras necesidades. Finalmente, con la extra de diciembre en el bolsillo, me decidí y le pedí a Iñigo de Gold Sailing una Génova triradial de 135%. No quise ir a por un 150% porque me parece que es menos polivalente.
Ya se que con poco viento los que tengan génova más grande me pasarán, pero si solo tienes una Génova más vale la polivalente. Lo de enrollar unas vueltas cuando te pilla una rasca muy dura no me gusta nada. La vela va horrible, arrugada y trepidante. Es un mal trato a la vela con resultado muy dudoso. Yo creo que es mejor tomar los rizos que hagan falta en la mayor y navegar solo con ella, o a motor. Es mi opinión y las habrá contrarias. 

Trapaia desde el Salsero

También, cuando las cosas se ponen durillas, está la solución de cambiar Génova por foque o tormentín, pero navegando en solitario y en condiciones adversas es una maniobra difícil y  hasta peligrosa. Una 135% da más juego que la 150% en rachas y chubascos, antes de decidir enrollarla del todo. Pienso también que es muy parecida en superficie a la recortada que antes tenía y que no iba mal hasta que perdió la forma y se embolsó. Así que lo que quería era probar el rendimiento de la nueva Génova triradial de 135% en competencia con otros barcos conocidos para observar la mejoría obtenida. La regata me sirvió para  eso y quedé satisfecho del cambio.
En principio tenía en secreto la nueva vela para dar una sorpresa a mis tripulantes habituales en la regata del día 27 de diciembre, pero solo vino uno de ellos y además la regata se suspendió por aviso amarillo de altura de ola y fuertes rachas de viento. Así que la reservé para la regata informal del día 3 de enero, pero tampoco pudo venir ninguno de  mis tripulantes habituales, así que no me aguanté y la estrené. 

Vista de la regata desde el Albatros

La regata pensaba hacerla en solitario, pero a última hora se me unió Pablo, un tripulante de lujo, muy experimentado, que también tuvo su parte de mérito en el buen rendimiento de  la  nueva vela.
Salsero, Mastabakarra y Txiripa salieron por delante del Trapaia en ese orden. El viento real era un través que en aparente se convertía en una ceñida bastante abierta. Nuestro objetivo era alcanzarlos cuanto  antes y que no nos alcanzasen los barcos más rápidos que salieron por detrás. Lo bonito de la  regata inversa es que los tiempos han sido compensados en la  salida y no tienes que andar haciendo cálculos de rating para saber si el barco que navega por detrás de tu popa en realidad te está ganando. Si adelantas a un barco le estas ganando la regata. El barco que te adelanta te está ganando a ti. 
D&J persiguiendo al Maixu

Lo más bonito fue que en la primera boya estábamos prácticamente pegados los 4 barcos. En realidad el Salsero llegaba primero a la boya después de hacer un aparentemente extraño y realmente astuto bordo tras el cual quedó rumbo a boya amurado a estribor y con clara preferencia sobre el Mastabakarra que iba hacia la boya amurado a babor. El Salsero hizo una concesión y le dejó pasar por su proa y tomar la boya por delante, aunque dejando espacio de agua al Salsero, mientras el Txiripa y el Trapaia se unían a la fiesta tratando sobre todo de evitar posibles colisiones. Trapaia un poco desventado por la competencia en la virada, tardó un poco más en incorporarse a la nueva trayectoria, hacia la boya de meta, que había que virar para completar una segunda vuelta. Conseguimos adelantar al Salsero y al  Txiripa en ese tramo de ceñida, pero no así al Mastabakarra que haciendo gala de una evidente superioridad en la ceñida nos tomó casi media milla de ventaja.
En el siguiente tramo, continuamos persiguiendo al Mastabakarra pero cada vez a mayor distancia. Sin embargo aún no conseguía  adelantarnos ningún otro  barco. Volvimos a pasar la siguiente boya en segundo  lugar, pero en el último tramo, ya para llegar a meta, apareció por nuestra popa el  IX que nos adelantó como un misíl.
Oímos el Top de entrada en meta del Mastabakarra y tardábamos en oír la entrada del IX. La encalmada había comenzado por delante. Sobre la zona de llegada, en la bocana de Zumaia, se notaba la escasez de viento. Un minuto más tarde nos quedábamos parados… y bastante más tarde oímos el  top de entrada del  IX.
El Bocal desde el Albatros

Los que iban detrás no se detenían. Aún tenían una brizna de viento. El salsero nos seguía un poco lejos, pero se nos acercaba peligrosamente. ¡Si nos alcanza, aquí se parará! ¡Pero después si vuelve el viento arrancará antes que el Trapaia, porque es más ligero…! ¡UUyy, uy, uy! ¡Que nos la juega!.
Aprovechábamos el viento del balanceo de las olas para avanzar muy lentamente intentando alejarnos de tierra para evitar el bache de viento que se adivinaba próximo al espigón de Zumaia. Y conseguimos evitarlo y entramos una zona de viento y con 4 a 6 nudos de aparente conseguimos hacer una digna entrada en meta en tercer lugar. ¡Podium! Y vela comprobada con resultado satisfactorio.
Y después menestra de verduras, magret de pato a la plancha con puré de manzana, vino blaanco y tinto por gentileza de bodegas de Ramón Bilbao que trajo Paula, que dirige el márketing en esa empresa, y de postres compota y roscón de reyes, con cafés y con copitas y con fotos y larga tertulia. ¡Genial!

(*) Para los lectores de fuera de Euskal Herria: La “sociedad” es un club gastronómico donde los socios cocinan y se sirven sus comidas. Hay dos en el puerto deportivo de Zumaia y varios de los navegantes del grupo whatsapp “P5 y asociados” son socios de una de ellas, lo que les da derecho a organizar este tipo de eventos.

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