Desde la infausta pérdida del spinnaker en la regata del
Campeonato de Guipuzcoa, he estado buscando algo que lo sustituya
ventajosamente. Un spinnaker asimétrico con calcetín que pueda manejar tanto
con tripulación como en solitario. Esa vela requiere la instalación de un
botalón que separe el puño de amura del
púlpito de proa, cuya prominencia es notable en el Trapaia.
Tras descartar la idea inicial de poner un almacenador
Facnor por su elevado precio y por algunos inconvenientes que no confiesa su
publicidad, me dediqué a buscar velas y calcetines de segunda mano o velas nuevas
asiáticas con medidas estándar, que tienen un precio muy competitivo y que te
entregan en tu casa en dos días laborables, porque los distribuidores españoles
las tienen en stock.
Se me fueron pasando las semanas con tanto consultar, mirar,
preguntar, comparar opciones de velas y diseñar distintos tipos de botalón para
encargarlos en una calderería (los de Harken, Selden, etc. no me servía ninguno
y son caros). Hago planos en mi viejo tablero de dibujo con lápiz y tinta
china, no manejo Autocad y eso lleva su tiempo.
La regata del día 15 la solventamos con un asimétrico que
nos dejaron para probar, amarrado sin botalón al escobén de roldanas del ancla.
Pero iba a llegar la siguiente (la del día 29) sin botalón y sin espí. El día 18
me puse las pilas y tomé dos decisiones:
1.
Simplifiqué lo más que pude el proyecto de
botalón (me olvidé de hacerlo telescópico) y acepté el presupuesto de la
calderería Mendiaraiz donde me obligan a comprar 6 metros de tubo de inox 316
de los que solo necesito uno, pero no hay otro remedio. Ellos no trabajan con
ese tipo de tubo y no quieren quedarse con retales que probablemente nunca van
a necesitar (En otras caldererías consultadas ocurría tres cuartos de lo mismo).
La verdad es que son muy amables, pero parece que en esta época andan a tope de
trabajo y hoy día 30 sigo sin botalón, a la espera de que “tal vez” esta semana
próxima me puedan “hacer un hueco” en producción para fabricar mis cuatro
piezas.
2.
Me decidí (a pesar del precio más elevado) por
encargar un asimétrico nuevo y a medida en Gold-Sailing (mi velería habitual),
con su saco de maniobra y con un calcetín de segunda mano, que ellos mismos me
localizaron, y que me recortarían a la medida de la baluma de la nueva vela.
Iñigo, como siempre se portó de maravilla. Se comprometió a hacer la vela, la
bolsa y la adaptación del calcetín para el día 28 ¡Y LO HIZO!. El viernes a las
17:30 recogí en Irún todo el conjunto y me lo llevé al puerto de Zumaia,
encantado de tenerlo a punto para la regata del sábado.
Me quedaba hacer algo para cubrir la ausencia de botalón.
Compré en una ferretería de Zumaia tres abrazaderas grandes (para diámetros de
60-80mm) y cogí del coche unas eslingas de carraca que suelo utilizar para
sujetar cosas en la baca. Tomé el tangón del espí simétrico, lo apoyé encima
del escobén, le di por la proa el saliente que había calculado para el botalón
de verdad, lo sujeté fuertemente con las abrazaderas al escobén y el extremo
posterior lo até sobre cubierta con las eslingas, de manera que no tuviese movilidad
lateral. La punta del “botalón” quedó perfectamente centrada en la línea de
crujía. Puse allí una polea y utilicé el cabo que anteriormente me había
servido como contra del tangón para poder controlar desde la bañera la altura
del puño de amura de la nueva vela. El sistema tenía buena pinta y funcionó
bien porque era un día de viento flojo. Con viento fuerte es casi seguro que
podíamos haber roto el tangón o los remaches de su puntera. Pero contábamos con
el favor del parte meteorológico. Van unas fotos del tinglado que monté.
El sábado salimos a la regata sin siquiera haber ensayado
una vez la izada del calcetín. No sabíamos si todo funcionaría correctamente y
además ninguno teníamos experiencia alguna con un asimétrico (descontando la de
la regata anterior con una vela inadecuada, sin botalón y sin calcetín). En fin,
salimos animados a “verlas venir…”
Se trataba de hacer un triángulo saliendo en dirección oeste,
entre el espigón de Zumaia y la boya de salida, situada un poco al norte, tomar
por estribor la boya Oeste y subir con rumbo NE a una tercera boya para bajar
después con rumbo Sur hacia la línea de llegada (la misma de la salida). Serían
dos vueltas si el viento lo permitía y en caso contrario el comité daría instrucciones
de cambio por radio.
Llegamos a la presalida con unos 20 minutos de antelación y
decidimos ir a motor como media milla contra el viento para volver hacia la
salida en empopada y ensayar, al menos una vez, la izada del asimétrico. Como
era de esperar nos montamos un pequeño lío con las escotas, con el cabo del
calcetín etc. pero el spinnaker finalmente se hinchó y funcionó durante unos
minutos.
-¡Vale, vale! Ya sabemos cómo hay que hacerlo para no
liarnos luego. ¡Hay que arriar ya! Tenemos que poner la génova para tomar la
salida en ceñida.
Con las prisas ni siquiera nos dimos cuenta de que habíamos
izado la vela al revés: El puño de escota y el de amura intercambiados. Arriamos
la vela, lo guardamos todo preparado (al revés) para izar luego en regata y desenrollamos
la Génova.
Con viento muy escaso del NW y la línea de salida en
orientación N-S, casi toda la flota estaba dirigiéndose en dirección NE-SW hacia
el lado derecho de la línea de salida. Todos querían salir cerca de la boya
amurados a estribor. El Geldi-Geldi con varios barcos por babor a sotavento venían
amurados a estribor hacia la línea de salida. Todos se acercaban muy lentos a
la salida. Nosotros estábamos más a barlovento, teníamos el viento más de través
y avanzábamos más deprisa. Llegaríamos a la línea antes que la “melé”. ¡Tal vez
demasiado antes!.
Faltando un minuto para la salida, el Txiripa que también
estaba en nuestra zona se colocó con la popa justo al costado de la proa del
Geldi, que lógicamente hizo valer su derecho (sotavento) advirtiendo del mismo.
El Txiripa en consecuencia no pudo aflojar el paso para no verse comprometido
con Geldi-Geldi. Se mantuvo delante y consecuentemente se pasó de la línea antes
de tiempo. En el Trapaia vimos claramente que o nos pasábamos la línea antes de
tiempo o nos echaban de ella los de sotavento.
Largamos velas para ralentizar y
no pasarnos. Disminuyó la velocidad pero íbamos a chocar contra la boya. No
cabíamos entre la boya y los otros barcos. ¡Hay que girar! ¡Nos toca a nosotros!
Al lado de la boya y prácticamente sobre la prolongación norte de la línea, giramos
360 grados para volver a enfilar la salida. Muy bien, porque todos los demás
habían llegado también antes de lo previsto y se habían visto obligados a
correr un poco la línea, hacia el sur, antes del toque de salida. Cuando
cruzamos la salida, muy cerca de la boya, no había nadie que nos estorbase y sin
embargo salimos prácticamente al mismo tiempo que los primeros y más cerca de
la boya. El Txiripa entre tanto, que había salido antes de tiempo, regresaba por
el otro lado de la línea, para quitarse de en medio y dar la vuelta a la boya tomando
de nuevo su salida de forma reglamentaria.
¡Empieza la carrera!. Viento de proa. Ceñida a rabiar. ¿Qué bordo
hacer? Amurados a estribor el bordo era más efectivo en cuanto a VMG, pero
amurados a babor, saliendo más afuera, se veía más viento. Nosotros, que
salimos como todos amurados a estribor, enseguida optamos por virar.
Efectivamente más “arriba” había más viento (decir más arriba o más abajo en la
mar es un absurdo lingüístico pero frecuentemente llamamos “arriba” al norte y “abajo”
al sur, por la costumbre de verlos así representados en las cartas de navegación,
pero según en qué contexto, como en las regatas de bastón, también utilizamos subir
para ir de ceñida hacia barlovento y bajar para ir de empopada hacia sotavento).
Un participante poco habitual era el 747 de Alberto que con
un día de viento escaso y mar plana tenían la situación ideal para explotar las
prestaciones de un barco tan ligero y regatero, incluso teniendo en cuenta que
Alberto no le ha limpiado la obra viva desde hace 2 años (bueno, el viernes por
la tarde, mientras yo improvisaba el
tangon-botalón, él se sumergía con unas gafas de buceo y trataba de rascar un
poco la abundante “biodiversidad” de la panza de su barco).
La cosa es que el 747 se fue literalmente “a tomar vientos” en
el mejor de los sentidos y los encontró. Nosotros no fuimos tan arriba a buscarlos pero
estábamos en la misma línea táctica. Yo sigo pensando que era la opción más correcta,
o más razonable, porque se veía claramente que haciendo bordos cerca de la
costa había muy poco que rascar.
Sin embargo ocurrió que el viento roló ligeramente del WNW
al NW. Lo suficiente para que los que estaban más abajo empezasen a correr (por
supuesto a menos de 2 nudos, pero todo es relativo) hacia la boya. Nosotros bajábamos
a un descuartelar, por estar en el momento de rolar más al norte y al oete, y
tal vez nuestra velocidad era un nudo más que la de ellos, pero buscando viento
nos habíamos alejado demasiado. El 747 con el mismo rumbo que nosotros, y
bajando desde más arriba, pero con superior velocidad nos adelantaba.
El Geldi-Geldi y el Mastabakarra estaban inicialmente mucho
más cerca de la boya, pero el 747 los superó y la viró antes que ellos. El Mastabakarra
se quedó rezagado, porque arribó o abatió mucho en el bordo de aproximación y
hubo de hacer uno muy largo para rebasar la boya dejándola por estribor. Eso lo
aprovechamos nosotros para adelantarlo en la virada de la boya y salir hacia la
boya norte izando nuestro flamante asimétrico. Más tarde viró la boya el
Txiripa y luego el resto de la flota.
Navegábamos felices viendo inflada la nueva vela, cuando
Josu, desde el Mastabakarra que nos seguía de cerca, gritó: ¡Lo lleváis al
revés! ¡Que está al revés!.
¡Jopé, qué vergüenza! ¡Que tiene razón! ¡Hay que darle la
vuelta, intercambiar los puños de atrás a delante y de delante atrás!
Lo curioso y cierto es que, como el rumbo (variando
frecuentemente con las roladas) era más de ceñida abierta que de través, el
asimétrico al revés no pintaba muy mal… El tener una entrada más plana (por la
baluma que es más corta que el gratil y queda más tensa) le va bien para ceñir.
A lo mejor hemos hecho un invento, pero me temo que solo valdría con muy poco
viento. Con vientos un poco más intensos el tener una salida embolsada tiene
que ser muy perjudicial y tiene que producir unas escoradas espectaculares. ¡En
fin! ¡Es la novatada del día!
El Mastabakarra nos hizo un favor, que agradecemos, avisando
del error, pero lo rentabilizó rápidamente adelantándonos mientras nos
entreteníamos cambiando el orden de los puños del spinnaker. Finalmente un poco
más adelante vimos que era más rentable arriar y volver a la Génova.
A la boya norte llegó primero el 747 que ya se volvió
inalcanzable incluso para Geldi-Geldi que con un rating similar (una centésima
superior) intentaba seguirlo. El 747 con las condiciones reinantes tenía todas
las cartas a su favor. Detrás de Geldi-Geldi llegó a la Norte el Mastabakarra y
después llegamos el Trapaia y el Txiripa.
Empieza la empopada para bajar a Zumaia. Izamos los spinnakers
nada más doblar la boya norte. Nosotros esta vez lo hicimos todavía con poca
soltura, pero en la posición correcta y empezamos a practicar…
Es muy diferente de un espí simétrico. No funciona por
empuje, sino por flujo laminar por ambas caras, como un Génova. Para un
simétrico lo importante es el viento real, mientras para un asimétrico el viento
fundamental es el aparente. Cuando pretendemos aproximarnos lo más posible a la
popa cerrada (el 180 es imposible) primero tenemos que crear aparente orzando
un poco y cazando algo la escota, para después ir amollando a medida que vamos arribando. Pero hay que mantener un difícil
equilibrio para sostener el aparente. Cuando rebasamos el límite o se produce
una variación del viento (rolada o variación de intensidad) el aparente
desaparece, la vela entra en pérdida y el barco empieza a pararse. Orzar, cazar
y empezar de nuevo con delicadeza arribando y largando la escota. También tiene
su cosilla lo de regular la altura del puño de amura. Ya le iremos cogiendo el
tranquillo.
El Geldi-Geldi y más adelante el 747 iban con asimétricos y
ya no nos parecían alcanzables en tiempo real. Nos quedaba la posibilidad de
ganarles por rating. ¡Nos preocupaba más el Mastabakarra, que también navegaba
con asimétrico enseñándonos su popa y con un rating más bajo que el nuestro!
¡Ojo con ese barco que parece un competidor serio! Pero también nos preocupaba
el Txiripa que con su espí simétrico rosa se nos iba acercando por la popa.
¡Emocionante y divertido!
En esto, el Comité decidió que la cosa iba muy lenta y
acortó entonces la prueba. En vez de dos vueltas al triángulo, la segunda se
reduciría a ir a la boya del oeste y volver directamente a meta de llegada.
El Mastabakarra no acertó con los rumbos y los bordos en la
empopada. Claramente se quedó estancado. El Txiripa sí nos seguía pero no
conseguía rebasarnos. A la boya de Zumaia llegaron primero 747 y Geldi. Después
nosotros con el Trapaia y detrás creo que primero el Txiripa y después
Mastabakarra (no estoy muy seguro de estos dos últimos, pero en cualquier caso
lo hicieron muy juntos). No puedo comentar nada del resto de la flota, porque
yo realmente es que no la veía.
Comienza de nuevo la ceñida hacia la boya del oeste, pero en
condiciones claramente mejores que la primera vez. Algo más de viento y además
un poco más rolado hacia el norte, lo que facilitaba un rumbo directo o casi
directo, aprovechando bien las pequeñas roladas a la derecha. Ahí dejamos
bastante rezagados al Txiripa y al Mastabakarra y nos aproximamos un poco a los
de delante.
Viramos la boya del oeste en el mismo orden que la primera
vez: 747, Geldi-Geldi, Trapaia, Mastabakarra, Txiripa… y resto. Digo “resto” porque
estaban muy lejos y repito que no podía seguir su regata, bastante tenía con la
nuestra y con los 4 competidores directos que estaban más cerca.
Esta vez la virada y la izada del asimétrico fue un éxito
rápido y sin líos ni equivocaciones. La tripulación aprende pronto. Y de nuevo
el bonito juego de seguir al viento aparente y mantenerlo, pero en este rumbo
era más fácil, o tal vez lo hacíamos mejor y el barco iba de maravilla. Pronto
nos dimos cuenta de que podríamos obtener suficiente ventaja sobre Mastabakarra
y Txiripa (al que vimos con problemas en la izada del espí) como para ganarles
a pesar de su rating más bajo. También pensábamos que la ventaja del
Geldi-Geldi podría no ser suficiente para ganarnos. No lo teníamos tan claro
con el 747 que lo veíamos demasiado lejos.
En el regreso a meta nos fuimos cruzando con toda la flota:
Mastabakarra, Txiripa, D&j, El Bocal y Maixu que no tuvo su día bueno e iba
renegando de que todo le estaba saliendo fatal ese día. ¡Tranquilo Kastor… otro
día será el bueno!
Cuando cruzamos con El Bocal, Julio nos sacó unas fotos
navegando con el nuevo espí. Afortunadamente en este bordo ya lo teníamos
bastante bien controlado y pintaba muy bien. Ahí van esas fotos.
Finalmente el 747 ganó en tiempo real sacándole cinco
minutos y medio al Geldi-Geldi y este otros seis minutos al Trapaia. Nosotros
le sacamos trece minutos al Mastabakarra y este dos al Txiripa, que ya le
estaba alcanzando, recuperando el tiempo perdido, pero no tuvo suficiente regata
para conseguirlo.
En tiempo compensado gana de nuevo el Trapaia, seguido por 747,
Mastabakarra, Txiripa, Geldi-Geldi, El Bocal y Maixu. El D&j se retiró.
Podéis ver la clasificación de la regata, la general de la
liga y la “general arreglada” descartando dos regatas por barco, pinchando en
el enlace:
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