Durante la semana pasada estuve un poco ocupado, con pocas ganas
y malas condiciones para ponerme a escribir. Me operaron de cornetes y tabique
nasal y estuve ingresado de martes a jueves en la Policlínica, en Donostia.
Todo parece que va bien, ya respiro mejor y estoy menos molesto que en los días
de clínica. Así que voy a contaros la última puñetera regata, la del día 18,
puñetera de verdad.
La regata era el campeonato de Guipuzcoa (que ya
tradicionalmente se organiza en Zumaia) y al tiempo puntuaba para nuestra
clasificación en la liga Olarru Cup. Dos categorías con diferente recorrido y
distinta clasificación: IRC y Open. Los de IRC harían “bastones” barlovento
sotavento en varias mangas distribuidas en el sábado y el domingo. Los de Open
una sola travesía de ida y vuelta, de Zumaia al emisario de Zarautz, el sábado
18. Así que la regata que voy a narrar es esta última, en la que estábamos con
el Trapaia.
Las condiciones meteorológicas eran como para detenerse a
pensar antes de salir. Fuerte marejada, viento del oeste de fuerza 4 a 6 y amenaza
de lluvia. Malas condiciones para usar el espí hacia el emisario con riesgo de
romperlo o de enredarlo, con tanta ola. Y sobre todo prometía ser un “delicioso, agradable y tranquilo paseo”
de regreso, en ceñida contra ola y contra viento, bajo la bendición de la
lluvia.
La tripulación del Txiripa (Esther y Patxi) lo pensaron hasta
el último minuto y finalmente decidieron no salir.
6 barcos en la línea de categoría Open: Maixu, D&J,
Geldi-Geldi, Arriero, Trapaia y Baobab (este último competía en Open para el
campeonato de Guipuzcoa pero no es participante de la Olarru Cup).
En el Trapaia 3 tripulantes: Eneko Sainz, Joxean Egaña y el
que suscribe.
La pre-salida se nos hizo eterna. Esperando a que los “formula1”
(que tenían su salida antes que nosotros) tuvieran su boya de barlovento en el
punto exacto y sin garrear (¡Como se complican la vida para que todo sea
super-técnico!) estuvimos más de media hora dando vueltas y cansándonos tontamente
en una mar poco agradable y sin atrevernos además a probar diferentes salidas,
porque no sabíamos donde se iba a colocar la boya de desmarque y porque en
cualquier momento se podía dar la señal de procedimiento para los barcos de IRC
y no debíamos estorbarles. Francamente creo que hubiera sido mejor que nos
diesen la salida antes a los Open, y que después dedicasen media tarde si les
apeteciera a colocar la boya de barlovento en el mismísimo origen del viento
más menos un grado. Es mi única queja de la organización, que por lo demás no
merece sino alabanzas y gratitud, porque estuvo muy bien.
Para hacerse una idea de las condiciones, baste decir que
toda la pre-salida estuvimos navegando con un rizo en la mayor y con la Génova enrollada.
En esas condiciones alcanzábamos velocidades superiores a 6 nudos en cualquier
rumbo, salvo afrontando las olas totalmente de proa.
Por fin salieron los IRC y nos tocaba a nosotros acercarnos a
la línea. ¿Dónde está la boya de desmarque?. A media milla en dirección al
viento, nos indican desde el Comité. Deberíamos verla pero con las olas la
perdíamos de vista. Desenrollamos la Génova dejando una o dos vueltas sobre el
stay y aún con un rizo tomado en la mayor. Dije: Lo que más deseo en un día como hoy es no
romper nada. Me importa más que ganar la regata.
Estábamos al norte de la línea y decidimos salir desde esa
dirección amurados a estribor y hacer una sola virada, para ir a dejar la boya
de desmarque por estribor. ¡Un minuto para la salida! El Baobab de Xanti
Orlando (un Bongo 960 rojo que corre que se las pela) se puso a nuestro costado
por sota. Ante el peligro de que nos sacase de la línea amollamos las dos velas
y le dejamos pasar para salir pegados a su popa. En pocos minutos nos dejó
bastante atrás.
Según lo previsto, hicimos prácticamente lo mismo ambos barcos,
para ir en dos bordos de ceñida a la boya de desmarque. A partir de ahí decidimos
también igual que ellos continuar con el aparente de través en dirección
nordeste para ganar barlovento, que nos permitiese tomar rumbo directo a la boya
del emisario con buen ángulo de viento, ya que para ese momento teníamos tomada
la decisión de no izar el spinnaker.
Anoto aquí que “por si acaso…” habíamos trincado la bolsa de espí
en la amura de babor y dispuesto las escotas, tangón, etc en orden de maniobra,
por si decidiéramos utilizarlo. Nos costó cara esta decisión tan “previsora”.
El rumbo al emisario fue casi un descanso rápido y tranquilo,
con la ola y el viento por la aleta y con todo el trapo desplegado, ya sin
rizos. Navegábamos a 7,5 u 8 nudos con puntas de hasta 10. Pero solo pensábamos
en lo que nos esperaba para regresar.
Al emisario llegó primero el Baobab, seguido por el Arriero, el
Trapaia y el Geldi-Geldi . Los tres últimos muy juntos. En Trapaia estábamos
contentos, porque con la diferencia de rating no nos ganaba ni el Arriero en tiempo
compensado. ¡Íbamos bien!. Viramos la boya y empezó lo difícil.
Ya en plena ceñida y tras un par de millas de dura pelea con el viento y con las olas el Geldi-Geldi consiguió alcanzarnos, pero no nos pudo rebasar y poco a poco volvimos a dejarlos retrasados. Nos acercamos mucho al
Arriero y navegamos mucho tiempo sin perder distancia.
El viento aparente oscilaba entre los 15 y los 28 nudos. Había momentos en que la escora hacía pensar en tomar rizos, pero como se trataba de rachas poco duraderas era claramente más rentable aguantar las rachas incluso largando mayor momentáneamente, y volver a cazar en cuanto la racha aflojaba un poco. La ola era realmente incómoda, picuda, irregular, corta, de pantocazo y roción, con la regala muy frecuentemente sumergida. ¡Pero estábamos haciendo una buena regata!
El viento aparente oscilaba entre los 15 y los 28 nudos. Había momentos en que la escora hacía pensar en tomar rizos, pero como se trataba de rachas poco duraderas era claramente más rentable aguantar las rachas incluso largando mayor momentáneamente, y volver a cazar en cuanto la racha aflojaba un poco. La ola era realmente incómoda, picuda, irregular, corta, de pantocazo y roción, con la regala muy frecuentemente sumergida. ¡Pero estábamos haciendo una buena regata!
En un momento dado, no sabemos que mejoró el Arriero o que
empeoramos nosotros, o si cambió algo la mar (ola creciendo… peor para el barco más pequeño) pero
se nos fue alejando. El Geldi-Geldi seguía detrás. Tomamos la decisión, que
demostró ser poco acertada, de virar y hacer un bordo antes que ellos.
Calculando los ángulos nos pareció que casi podríamos llegar a meta. Pero el
otro bordo era de través a la ola y el abatimiento era muy importante. Arriero
entró y después el Geldi-Geldi que hicieron ambos un bordo inicial más largo y
alcanzaron directamente la meta. Nosotros tuvimos que alargar muchísimo el segundo
bordo hasta tener a tiro de un tercer bordo la línea de llegada. ¿Qué línea de
llegada? ¡Ja, ja, ahí la rematamos!
En la reunión previa no nos enteramos bien de cómo era la línea
de llegada. Con buen criterio, el comité había dispuesto que el barco de comité
estuviera en medio de dos líneas de llegada: por su lado sur la entrada de los
IRC y por su lado norte la de los Open, de forma que no hubiese problemas de
estorbo o de colisiones entre barcos de las dos regatas. Pero nosotros no nos
enteramos. Para más ridículo resulta que lo dijeron repetidas veces por la
radio, pero a nosotros nos había saltado el dial al canal 16 cuando los franceses
transmitieron un “securité” y por lo visto se quedó en el 16 hasta que nos dimos cuenta al terminar la regata. No
nos enteramos de nada. Nos extrañaba no oír los “Top” de entrada, pero no se nos
ocurrió que podíamos estar fuera del canal de la regata.
En consecuencia: fuimos a entrar por el lado del comité por
donde habíamos tomado la salida, que ahora era la entrada para los IRC. Desde
el barco del comité se apresuraron a indicarnos por donde debíamos entrar, pero
estábamos un poco aturdidos y confusos y no lo comprendíamos. Vino la Zodiac
que se había encargado de las boyas a explicarnos por donde debíamos entrar y
por fin ¡Lo entendimos!
Perdimos bastante tiempo. Desde aquí doy las gracias al
comité por su comprensión y tolerancia y pedimos disculpas por nuestro despiste.
Bueno, aún con nuestros errores y despistes, ni el Arriero ni
el Geldi-Geldi nos sacaron suficiente tiempo para ganarnos. Solo nos ganó el
Baobab que hizo una regata fulgurante de principio a fin. ¡Enhorabuena,
Baobab!. Pero como el Baobab no puntúa para la Olarru Cup, a este efecto
¡Trapaia 1º!
Pero aquí no terminó esta puñetera regata. ¡No señor!
Enrollamos la Génova, encendimos motor y nos disponíamos a
entrar en la bocana, para arriar cómodamente la mayor al socaire del espigón;
cuando vimos a la tripulación del
Arriero haciendo señas evidentes con los brazos solicitándonos ayuda.
Nos acercamos tan rápido como pudimos. Cuando
llegamos cerca del Arriero nos explicaron a gritos y por señas que no tenían
radio ni podían arrancar el motor. Nos pidieron que llamásemos nosotros al
Geldi-Geldi (más adecuado por tamaño y potencia para remolcarles) Lo intentamos
pero Geldi-Geldi no recibía la llamada. Creo que fue entonces cuando Eneko bajó
a la cabina y al usar la radio se dio cuenta de que había estado casi toda la
regata en el canal 16.
Nos ofrecimos nosotros a efectuar el remolque con el Trapaia,
pero antes deberíamos arriar la vela, que nos restaba agilidad de maniobra. Les
dijimos que esperasen. Entramos detrás del espigón, arriamos y volvimos. No se
fiaban demasiado de que el Trapaia les pudiera remolcar con seguridad, dado el
estado de la mar y la peligrosidad de la barra de Zumaia, tanto mayor al estar bajando la marea y coincidir con una
fuerte riada debida a las intensas lluvias de los dos días anteriores. Después
de un par de intentos de lanzarnos un cabo y con el peligro de abordaje al
intentar aproximarnos tanto con aquel oleaje, decidieron que era mejor que
avisáramos a la embarcación del comité, que con mayor potencia y agilidad les
parecía más adecuada. Avisamos al comité que se encontraba retirando la boya de
barlovento de la clase IRC y finalmente ellos les socorrieron. Realmente no les
remolcaron a Zumaia, sino que les acompañaron a Getaria, donde la entrada es
menos arriesgada, tanto para entrar a vela como para ir a remolque.
Pero me he saltado un episodio que realmente es el que a mí me
amargó el día.
Cuando acudíamos a la llamada del Arriero, Eneko se desplazó
a la banda con objeto de estar a punto para cobrar el cabo de remolque que los
del Arriero tenían preparado para lanzarnos. Al asomarse a proa, de pronto
gritó ¡AHÍ VA, SI NO ESTÁ EL ESPÍ!
Efectivamente, el espí metido en su calcetín y en su bolsa
que era nueva (porque la anterior la perdimos en una regata) todo había
desaparecido de la cubierta. Dos mosquetones con sus respectivas cinchas, colgaban
del guardamancebos, indicando el lugar donde estaba antes la bolsa con el spinnaker,
que “tan previsoramente” habíamos preparado “por si tenemos que usarlo”. Las cinchas
por supuesto estaban cosidas a la bolsa, pero alguna de las muchas olas que
habíamos atravesado con la proa, las había arrancado de cuajo y se había
llevado todo al fondo del mar sin que ninguno de los que estábamos a bordo nos
hubiésemos dado cuenta. Parecía asombroso pero era real. No sabemos cuándo se
perdió el espí. ¡Ahora que habíamos empezado a cogerle el puntito…! ¡Y yo que
no quería romper nada hoy!
En fin, ya estoy pensando en pasarme a un asimétrico standard
que veo que tienen un precio más asequible que los de a-medida y poner un
botalón y tal vez un calcetín o un almacenador Facnor. Ya sabemos que un simétrico
con su tangón y bien manejado (con tripulación) da mejor rendimiento en
regatas, pero un asimétrico con calcetín o mejor con almacenador, lo puedo manejar
en solitario y eso es realmente importante para mí, al margen de las regatas. Ya
os contaré…
Ver la última clasificación de la Olarru Cup y la del
Campeonato de Guipuzcoa en los enlaces:
Olarru Cup:
Campeonato de Gipuzkoa: