Una vez más, es domingo y aquí estoy, escribiendo metido
dentro de mi cuevita flotante, con la calefacción encendida, y sintiendo el
batir de las drizas, el silbido del viento en los mástiles del puerto de Zumaia
y el balanceo del barco que parece revolverse inquieto en el pantalán como un
caballo nervioso embridado en el amarradero. Hace un momento he mirado el
anemómetro y marcaba en el puerto rachas de 30 nudos NW, pero hace bastante menos
frío que ayer a la hora de la regata. Es
que ayer hizo bastante, o más bien “mucho” frío. Hacía años que no había participado
en una regata nevando.
Para empezar, como era de esperar, muchas “deserciones” en la
línea de salida. Solo 5 barcos esperando el toque de salida: Geldi-Geldi, Zagit
(que no sé porqué siempre me da por escribirlo con S, perdón…), Odin , Txiripa y por supuesto el Trapaia.
Unos diez minutos antes de la hora prevista de salida, el
Odin pidió ayuda por tener una importante vía de agua que al parecer provenía
de la bomba que toma el agua de mar para la refrigeración del motor. No podían
salir así a la regata y se dirigieron inmediatamente al puerto, acompañados por
el Geldi-Geldi, por si pudieran precisar remolque o algún otro tipo de ayuda. Afortunadamente
navegando con poca máquina para que
entrase el agua con menor velocidad y achicando, consiguieron llegar a su
amarre y una vez parada la máquina controlar la situación. Cuando el
Geldi-Geldi retorno a la línea de salida se inició el procedimiento, con la
señal de los consabidos 5 minutos y todos los motores ya parados.
La regata era saliendo en dirección oeste, entre el espigón del
puerto y una boya colocada al N del mismo. Después había que remontar por
estribor una boya de desmarque colocada a un cuarto de milla al NNE de la de
salida y luego pasando el “Ratón” de Getaria ir a tomar por babor la boya del
emisario de Orio y volver tomando todas las boyas por babor hasta cruzar de
nuevo la línea en sentido contrario a la salida.
La previsión era de viento NE fuerza 2 a 3 que iría
aumentando a partir del mediodía hasta alcanzar los 14 nudos con rachas de más
de 26. La ola prevista de mar de fondo no muy alta, de solo 1,5 m. Temperatura
ambiente rondando los cero grados centígrados y amenaza de chubascos que serían
de nieve o granizo. Con esta previsión parecían absolutamente sobradas las 4
horas de tiempo límite para completar las aproximadamente 10 millas de
recorrido. Bueno, de todo esto no vino a cumplirse más que lo del frío y lo de
la nieve, porque de lo demás casi nada de nada.
Cuando salimos, el viento, contra todo pronóstico era del SW
y muy débil. Pasamos despacio la boya de desmarque. El Txiripa se despistó y
hubo que avisarle de que se la estaba saltando, así que perdió un cierto tiempo
volviendo atrás para virarla. Después las olas nos entraban de través, eran evidentemente
mayores de lo previsto y, como el viento llegó a detenerse casi por completo, hacían
más efecto que este sobre las velas. Las velas pasando de banda a banda intentando
aprovechar el viento del balanceo. Era un suplicio. Sin velocidad y con tanto
balance Alberto empezó a sentirse mareado y lo relevamos del trabajo para que
estuviese tranquilo sentado en el balconcillo de popa. Tampoco es que hubiese
mucho trabajo que hacer. Había que aguantar hasta ver si saltaba el esperado viento
del NE, con fuerza 4-5.
Después de una dosis
regular de “aguantoformo”, la tripulación del Txiripa decidió retirarse. Pocos
minutos más tarde volvió el viento suave del SW y empezamos a navegar. Nos
sorprendió entonces que se retirase también el Zagit, porque seguramente ya
tenían viento y en cualquier caso verían que el Geldi-Geldi que iba en cabeza
de la regata desde la salida y el Trapaia, que lo seguía un poco más atrás,
teníamos un viento que en breve les llegaría a ellos. Pero lo cierto es que
abandonaron. Nos quedamos solo dos barcos en regata rivalizando por aprovechar el
poco viento que hubiera. Nos sorprendió que cuando solo avanzábamos gracias al
balanceo, el Geldi-Geldi se mantuviese delante de nuestra proa, siendo un barco
mucho más pesado, pero parece que se balancea con más lentitud y eso favorece
el aprovechamiento…
Lo cierto es que luego las cosas no fueron tan mal como al
principio. El viento se mantuvo de SW y se incrementó, con lo cual pudimos
navegar gustosamente. Además lució el sol en algunos momentos y se agradecía
mucho, dada la baja temperatura reinante.
Aunque navegamos muy cerca, el Geldi-Geldi se mantuvo en
cabeza hasta la boya del emisario de Orio, tomándola casi juntos, pero ellos con
preferencia por el interior, saliendo antes de la trasluchada. En el momento de
girar la boya el viento cayó en picado a menos de 2 nudos, con lo cual y aproados
ahora a la mar, los barcos no avanzaban y llegamos a navegar hacia atrás. Parecía que no íbamos a salir del atolladero.
Lo único bueno es que al no haber viento y calentar un
poquito el sol, nos sirvió para relajarnos un poco y tomar “temperatura”. Para
entonces a Alberto ya se le estaba pasando el mareo, así que el único problema
que nos ocupaba era calcular si podríamos llegar a meta antes de las 4 horas de
tiempo límite establecidas. La verdad es que si no llegaba a tiempo la esperada
rolada al NE no podríamos entrar en tiempo.
Pero como suelo decir, la paciencia siempre tiene premio, y
esta vez también. Entró el NE y lo hizo con fuerza.
Con aquellas olas y las posibles roladas de viento no era
cosa de sacar el spinaker. Tomamos un rumbo que nos ponía el aparente a un
largo, entre 90 y 120 grados de la proa, que nos permitía alcanzar la máxima
velocidad, comprobando que la VMG era muy buena. Esto nos llevó como una milla
mar adentro, haciendo después dos trasluchadas para, navegando más o menos con
ese mismo ángulo de viento por las dos bandas, alcanzar la boya de desmarque y entrar
en la meta.
El Geldi-Geldi optó por el rumbo más directo, navegando con
el viento más de popa y también sin sacar el spi. Esto le costó un decremento
de velocidad que no le resultó compensado por la reducción de la distancia
recorrida y llegó a meta bastante más tarde que el Trapaia. De cualquier forma ambos
barcos demostramos que se podía hacer la regata sobradamente dentro del tiempo
límite reglamentario. ¡Ahí queda eso para que se pique el resto de la flota…!
En la línea de llegada tuvimos que dar nosotros mismos la
entrada en meta por radio. Al parecer Josean había intentado salir con su
barco, el Eleuna, para tomar los tiempos desde el agua. Creo que estuvo a punto
de volcar en la salida (no he estado con él para que me lo cuente con detalle) y
se volvió para el puerto sin tiempo de llegar de nuevo al espigón para tomar la
llegada. Al menos no le pasó nada, más que un buen susto…
Kastor, no tenía el Maixu (ni el ánimo) en condiciones de
salir a regatear en esas circunstancias y salió con Pedro, que estaba solo en
el Geldi-Geldi. Así que Pedro tuvo tripulación experta y Kastor pudo
seguramente disfrutar de las ventajas confortables de navegar en un 40” en
lugar de los 26” de su Maixu, cuando las condiciones no pintan muy cómodas.
Las boyas las recogimos al terminar. Geldi-Geldi la de meta
y Trapaia la de desmarque. Al llegar al pantalán, esta vez estaba desierto. El
frío siberiano había ahuyentado a todos los vecinos. En el Trapaia nos
preparamos un piscolabis variado incluyendo un tetrabrik de consomé caliente
que nos supo a gloria, y con el vinito, la calefacción y la musiquita hubo
quien estuvo bien tentado de quedarse una hora más dentro del barco para echar
la siesta…
Y, colorín colorado… Hasta el 3 de marzo que nos veremos las
caras, las proas y las popas en la siguiente Regata de la Olarru Cup.
Añado la clasificación y las notas de Josean.

Añado la clasificación y las notas de Josean.
Quisiera agradecer al Trapaia II y al Geldi-Geldi (junto al
habitual D&J) por recoger las boyas.
Como indica Enrique en su blog, al salir con mi barco en
solitario a recogerlas, la mar había crecido mucho y llegar hasta la boya de
salida, fue un continuo baile, con olas grandes y muy desordenadas. Una
vez allí, intenté quedarme para coger tiempos y posteriormente recoger las
boyas, pero después de un rato de montaña rusa, pude comprobar que sería casi
imposible.
Al dirigirme a la bocana con la intención de cronometrar
desde el espigón, cogí varias olas bastante grandes y en un momento,
surfeando una de ellas, me entró otra ola por el costado de estribor, escorando
violentamente el barco y haciendo que mi cruceta de babor tocara el agua.
Llevaba el traje con el arnés interno puesto y atado al grillete de amarre del
carro de mayor, por lo que no me moví de mi sitio y el barco se adrizó
perfectamente después de pasar la ola (se nota que es un Jeanneau). Todo ello
cerca del espigón de entrada al puerto y con la mirada sorprendida de una
pareja que estaba mirando las olas.
Vuelvo a insistir en el uso del arnés o del chaleco
salvavidas cuando la mar se pone fea.
Una pena la avería del Odín 2, pero a la vez, una alegría
por pasar cerca del puerto y con más barcos de apoyo cerca.
Os espero el 3 de marzo para que disfrutéis, entretanto, de
los carnavales.
El 19 de febrero Asamblea General del Club Náutico y entrega
de llaves, no faltéis.
Buenos vientos
Josean Granados
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