No he publicado nada en el blog desde Abril. ¡Imperdonable
incumplimiento de buenos propósitos!. Si había alguien que visitaba de vez en
cuando mi blog, estará ya aburrido/a de ver siempre lo mismo. Perdón, pero
seguro que volverá a ocurrir y volveré a pedir perdón (a los 65 años de vivir conmigo
he llegado a conocerme un poco).
Casi todo lo que últimamente he escrito aquí ha sido
contando regatas, aunque también está el viaje a Gijón de agosto y los links
para ver los power point de la rehabilitación
del Trapaia y poca cosa más. Realmente no es fácil dar contenido interesante a
un blog y eso sin pretender interesar a un público general, sino solamente a
gente que me conoce y/o que comparte
aficiones conmigo.
Pero es que desde abril también ha habido regatas y ni
siquiera esas las he contado. Hago un rápido resumen (cosa a la que no tengo
acostumbrados a mis lectores)
El 28 y 29 de abril tuvo lugar la regata de La Gaviota, con
sus 50 millas (Getaria-plataforma La Gaviota-Getaria) la hicimos los cuatro
tripulantes habituales (Josu, Alberto, Eneko y yo) y nos costó 12 horas de
navegación. Quedamos los últimos en tiempo compensado, después de aguantar prácticamente
12 horas de lluvia casi constante. A la ida pillamos una encalmada de más de una
hora y cuando volvió el viento lo hizo completamente de proa y tardamos una
eternidad en llegar a la boya. Viento de cara, mucha ola de viento y además sin
parar de llover con mayor o menor intensidad. Los barcos que escogieron otra
trayectoria (más próxima a tierra) llegaron a la Gaviota antes de la rolada y mientras nosotros sufríamos para alcanzarla
contra viento y mar, ellos nos cruzaban, de regreso, con spinaker y a toda
velocidad. Eso desmoraliza, pero resistimos y no nos retiramos. Nos marcamos
como objetivo llegar al menos a virar la boya y lo hicimos. Pero claro, el
viento para volver era favorable y en cuanto empezamos a tomar velocidad las
caras se nos alegraron y como no paró de soplar fuimos hasta Getaria en 4
horas, exactamente la mitad de lo que habíamos tardado en el viaje de ida. El
resultado fue malo en cuanto a clasificación, pero nos quedamos satisfechos de
nosotros mismos.
Después de esa ha habido dos regatas en Zumaia, de la Olarru
Cup de verano, y otras dos en Donosti de la liga EKP. El Trapaia solo ha estado
en una de cada.
Mis dos episodios problemáticos con la hipertensión arterial,
que me hicieron pasar algunas horas nocturnas en la camilla de urgencias y
varias visitas al médico, más el hecho de no contar con tripulación disponible,
dejaron al Trapaia quietito en el pantalán en dos de las ocasiones. No me
atrevía a salir navegando en solitario.
La primera de EKP fue antes de los episodios de la hipertensión,
el día 12 de mayo. Travesía Getaria-Donosti. Fui acompañado de Eneko. Fue una
regata tranquila, sin problemas. Lo pasamos bien y lo hicimos lo mejor que
supimos. Va una foto de nuestra entrada triunfal.
Es bonito entrar con el spinaker en la bahía de San Sebastián.
Quedamos 4º en tiempo real, que luego en compensado se traduce en 6º (de 6
participantes del grupo). ¡Siiiiiiii, que quedamos los últimos, vale!. Y además
desde que el Txiripa limpió los bajos y el Trapaia los tiene sucios nos ganan
todas las regatas. Pero al término de la regata Eneko desembarcó en Donosti,
porque tenía un compromiso inmediato. Entonces Patxi y Esther, amarraron su Txiripa
en el pantalán de acogida y yo hice lo mismo abarloando el Trapaia al suyo y
nos quedamos a pasar la noche en Sanse. Ronda de pinchos por la parte vieja,
visita a una asamblea de indignados en el boulevard, paseo hasta Gros, vuelta
al puerto, un gin-tonic en cubierta disfrutando de la paz del puerto y a
dormir. ¡Una delicia esto del velero!.
La 1ª regata de las de Zumaia y la 2ª de Donosti son las que
me perdí por lo anteriormente explicado.
La 2ª de Zumaia fue el 9 de junio. Me acompañó Alberto. Una
regata un poco sosa. Ir hasta Orio, a la boya del emisario de Zarautz, a motor,
porque había nada de viento, para tomar allí la salida contrareloj. No es una
idea muy interesante esto de las salidas de un barco cada 2 minutos, especialmente
cuando la situación de viento es muy inestable, porque cada barco sale en diferentes
condiciones de viento. En fin, una regata de puro spinaker, que costaba mucho
mantener inflado y que terminamos 3º (tanto en tiempo real como en compensado)
entre 10 participantes. Nos ganaron el Txiripa, que quedó primero y el Arriero
que llegó primero en tiempo real pero se fue al segundo puesto en compensado.
Patxi lo hizo navegando en solitario, sin su Esther que le hace habitualmente
y muy bien los trabajos de proa. La habitual y perenne sonrisa de Patxi se volvió
aún más amplia después de su hazaña y una semana después todavía no se le ha
reducido. Se merece un aplauso. Lo hizo muy bien.
La 3ª de Sanse fue el sábado 16 de junio. Me acompañó el
amigo Ander Tuduri, que embarcó y desembarcó en Donosti. Así que fui solo desde
Zumaia y a motor, porque apenas había viento y quería llegar con tiempo holgado
para comer un bocata antes de ensayar la salida. El día estaba precioso. Sol radiante,
la mar en calma, temperatura fresca, unas ligeras nuvecillas blancas y deshilachadas
coronando la montaña desde Orio hasta Igueldo, una preciosidad. Llegando a
vista de la isla de Santa Clara se puso nublado y empezó a soplar el viento,
así que no hay mal que por bien no venga. La regata fue con viento aunque sin
sol, pero no hacía frío y el barco navegaba bien. Era un triángulo, que resultó
ser primer tramo de ceñida a tope, segundo de través muy rápido y tercero de
popa con spinaker.
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Una foto que me hizo Ander cuando iba concentrado en la ceñida, vigilando los catavientos |
Tardamos muchísimo en sacar el spi. Además de de que sigo
siendo un inexperto en esa maniobra es que le tengo manía a esa vela. Así que
lo tomamos con toda calma y tranquilidad, lo cual sirve para ir dominando mejor
la maniobra, pero indudablemente no se ganan regatas tomando las maniobras con
tranquilidad, así que muy conscientes de que eso ocurriría, lo hicimos despacio
y quedamos 5º en tiempo real, que se traduce en 7º de 10 participantes, en
tiempo compensado.
Lo peor fue el regreso porque había viento para regresar a
vela, pero empezó a llover y no paró hasta llegar a Zumaia. Además entró una
bruma que desde una milla de distancia no se veía ni la isla del ratón de
Getaria. Navegación a base de GPS. La ola de viento fue creciendo y había que
atender el timón todo el tiempo, porque el piloto automático no hacía más que
dar bandazos. Cuando amainó un poco la ola, estando ya entre el ratón de
Getaria y la bocana de Zumaia, pude poner un ratito el piloto automático, las
velas iban bien con el viento que se había puesto del Noroeste y me metí en la
cabina para secarme un poco y relajarme. Iba mirando por los portillos, vigilando
el GPS adicional que llevo en la mesa de cartas y de cuando en cuando sacando
la cabeza por el tambucho para vigilar el tráfico de proa. Iba pensando: Lo que
yo necesito es un barco con doble mando, con un timón interior y cabina
elevada, y en estas condiciones navegaría resguardado de lluvias y vientos
vigilando la mar detrás del limpiaparabrisas. En esto sentí el ruido de un motor
que se acercaba por la popa y salí a la bañera. ¡Sorpresa!. Era la Zodiac de salvamento de
Getaria. Venían a ver si el barco estaba navegando solo.
Les di las gracias casi emocionado. ¡La de veces que he pensado
lo que podría pasar si me caigo al agua y el barco sigue navegando con el
piloto automático!. ¡Alguien vigila y se mueve a comprobar si un barco navega
sin tripulación!. Mejor que siempre resulte falsa alarma, pero evidentemente es
tranquilizador.
Bueno, y ya he escrito bastante por hoy. Además ya he
contado todas las regatas para que no crea nadie que solo las escribo cuando
las ganamos, ¿Eh…?